14.4.06

11

En la estación
tres chicos ejercitan sus narices
sentados contra una pared.
Repiten su gimnasia nocturna
asfixiando una bolsa
de papel madera.
Aspiran. Respiran.
Se ríen de los trenes
y del piso que se ondula
como una ola subterránea.
Aspiran.
Y al final, se adhieren
al suelo con su propia saliva.

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