24.1.09

prince

Era a la tarde, tipo seis o siete, estábamos caminando por el barrio y en eso así de la nada se nos apareció un negro de traje diciéndonos que prince nos estaba esperando en la casa, que nos había estado buscando todo el día. No entendíamos nada, es más, al principio dudamos un poco de darle cabida pero al final lo seguimos hasta el auto y nos metimos sin preguntar nada.
Subimos y adentro había dos modelos negras tomando daiquiris que se reían y se decían cosas al oído. Les sonreímos y les preguntamos si tenían idea adónde estábamos yendo. Nos dijeron que no sabían bien, que habían llegado a la mañana y ni siquiera habían tenido tiempo para que les presentaran al príncipe, lo cual les parecía terrible. Las escuchábamos y a la vez intentábamos ver las calles por las ventanillas para ubicarnos, pero los vidrios estaban tan polarizados que no se distinguía nada, así que no nos quedó otra que mirar la tele en el lcd que había.
Estaban pasando “Emmanuelle en el espacio” y justo para cuando estaba terminando llegamos al lugar. Era una quinta con una casa enorme en el medio, llena de luces y gente muy bien vestida. Ni bien bajamos, el mismo negro que nos había hablado en la calle nos dijo que lo siguiéramos porque él nos iba a dar la ropa para la fiesta y nos iba a mostrar nuestras habitaciones. Lo seguimos por un costado de la casa y entramos por una puerta chiquita. Subimos y nos indicó una habitación. Entró y nos señaló la cama; era matrimonial y sobre la colcha estaba nuestra ropa.
Nos bañamos, usamos la ducha escocesa y recién después empezamos a cambiarnos. Salimos al jardín y ahí nomás vimos una especie de carpa beduina blanca donde había un tipo pasando música. Tenía una gorrita que decía Dr. Algo, no me acuerdo bien. Obviamente había mucho funk y algo de soul. Fuimos rodeando la casa y saludando tímidamente a todos los que se nos cruzaban: no conocíamos a nadie pero sabíamos que tenían que ser grosos. Fuimos a buscar unos tragos a la barra. Nos pedimos unos daiquiris de durazno y frutilla y ahí sí, empezamos a sonreírle a cuanta persona se nos cruzaba. Con algunos charlábamos algo, pero inventábamos alguna excusa para irnos porque teníamos miedo de meter la gamba y que se dieran cuenta que no éramos famosos.
En eso vimos a otro negro que estaba en la entrada de la casa; estaba en la puerta con una sunga dorada, una bata de seda blanca y una corona de laureles. Recibía a los invitados y le daba una rosa blanca a cada uno. Obviamente, ni bien vimos esto, nos presentamos y le pedimos una. El tipo se copó y nos dio dos. Yo te corté la tuya y te la puse en la ropa para que parecieras más importante, te dije. Vos te reías y me decías que no lo podías creer.

En eso lo vimos a prince acercándose. Estaba con un traje blanco y una camisa negra abajo. Nosotros intentamos hacer como que estábamos discutiendo algo muy importante pero en realidad espiábamos de reojo. Nos saludó, nos hicimos los sorprendidos y dijo nuestros nombres. Estaba muy contento de tenernos ahí. Nosotros no entendíamos nada y sólo le decíamos: prince, senx. Dis is guánderful. Rily nais.
Estoy seguro que se dio cuenta de nuestra emoción y por eso se nos puso a dar charla. Nos contó de su nuevo disco, del libro y de lo que lo divertía que los periodistas y los fans se murieran por sacarle alguna foto. Es más, cada tanto él mismo se disfrazaba del seguridad que estaba en la entrada y los echaba sin que los tipos se dieran cuenta que en realidad los estaba patoteando el mismísimo prince.
Bueno, así nos tuvo un rato hasta que, disculpándose, se fue a hablar con otros invitados. Antes de irse nos preguntó en voz baja cómo decíamos maderfaker. Medio nerviosos dijimos al mismo tiempo: hijodeputa. Nos miramos y nos reímos. El tipo repitió bien clarito y le levantamos el pulgar. Se fue chocho. Al rato lo vimos en una especie de pérgola enorme que había atrás de la casa. Estaba por tocar con una mini banda. Empezó y todos empezaron a moverse de una manera muy cool, moviendo un zapatito o agitando despacio una mano. Nosotros nos quedamos a un costado sentados en unos banquitos, tranquis, viendo todo lo que pasaba.
Tocó un par de temas nada más, ni los conocíamos. Y en eso empezó con Sexy m.f. Nosotros veíamos que nos miraba y nos miraba, pero era lógico, habíamos estado hablando de la canción y además él había estado muy atento y seguro lo hacía para que no nos sintiéramos excluidos. Cuando llegó el estribillo, empezó a cantar: túsexijodeputa. Y nos señaló.
La gente no entendía nada. Nos miraban y gritaban emocionados, muy a lo público de recital de mtv. Nosotros sonreíamos asustados, dando a entender que no nos hacíamos cargo de lo que hacía prince. Terminó el tema, le acercaron una torta gigante con un cinco y un cero enormes que a su vez tenían dos bengalas en la punta; después la banda le cantó el feliz cumpleaños en una onda muy jazz, muy cool otra vez, que todos festejaron aplaudiendo. Aprovechamos el tumulto para ir al baño y refrescarnos un poco. De paso nos miramos y seguíamos impecables. Un lujo. Cuando volvimos al jardín a ver si la cosa se había descongestionado, nos cruzamos a prince y le dijimos tímidamente Japi bersdei. Nos sonrió y nos dijo que lo esperáramos un toque, que ya volvía.
En eso se nos acercaron algunos invitados creyendo reconocer en nosotros alguna fama lejana luego de la dedicatoria en el medio de la canción, así que tuvimos que hacernos los que éramos amigos cercanos del tipo para que no nos molestaran. Inventamos todo un rollo de que éramos amigos de la infancia que nos habíamos criado con él en miniápolis pero que después nuestros viejos se habían ido a vivir a argentina y que bueno, accidentalmente nos habíamos vuelto a encontrar en la calle y por eso estábamos acá.
Ya eran como las tres de la mañana y de a poco los invitados empezaban a irse. Es decir, los que parecían más famosos se iban yendo y sólo quedaban los otros, los que parecían más amigos. Éramos unos veinte, nada más, desperdigados en la mansión prince. Todo un reality. En eso el tipo se nos volvió a acercar y nos preguntó si estábamos cómodos a pesar de todas las preguntas que nos habían hecho y nos pidió disculpas por habernos dejado expuestos. No importa, les dijimos que éramos amigos tuyos de la infancia y que esto era un reencuentro después de décadas sin vernos. Él se sonrió y nos dijo que le caíamos bien, que teníamos que vernos más seguido.
Nos hizo café en su súper cocina y seguimos charlando. Mientras lo seguíamos, yo lo dejé que se adelantara y te dije que esto empezaba a dejar de ser gracioso y que en algún momento íbamos a tener que preguntarle. Vos me dijiste que me quedara tranquilo, que era prince y no se podía equivocar. Empezamos a tomar el café, nos pidió que le contáramos qué estábamos haciendo de nuestras vidas y nos dijo que si nos animábamos podíamos probar de trabajar juntos. Hasta nos veía talento. Le dijimos que lo íbamos a pensar pero que obvio nos encantaría.
Yo te miraba y te levantaba las cejas, esperando que empezaras a darte cuenta del asunto. Vos seguías con toda la naturalidad del mundo hasta que medio bostezando avisé que nos íbamos a acostar. Le agradecí por todo y le dije que nos estábamos yendo temprano, a primera hora, porque teníamos un día largo y todo esto nos había tomado de sorpresa, sino nos hubiéramos quedado a vivir.
Él dijo que estaba todo ok, que le avisáramos a sonny para que alguien nos acercara al centro y que igual íbamos a seguir en contacto. Antes de subir nos despedimos y le dimos un beso cada uno, y nos aseguramos que era real. Nos cambiamos, dejamos todo listo para el otro día y dormimos como nunca.
Ni bien nos levantamos, bajamos con lo puesto, nos ofrecieron algo para desayunar y sonny nos dijo que once y treinta salía nuestra camionetita. Ahí me miraste con cara de último día de vacaciones y por un momento tuve miedo de aflojar y decirte que nos quedáramos un día más. Después lo pensé y no tenía sentido, aunque también podríamos haberle sacado una foto a la casa para mostrarla en el barrio cuando volviéramos. Pero seguro a prince le hubiera molestado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

faaa qué historia.

cara de último día de vacaciones.

i know.

un saludo señor martín.

anacowes.

tulum dijo...

Hola Martin, paseando por los blogs te encontre y me gusto... asi fue..
estaria bueno que otros lo lean, pienso yo....
Bueno, eso...
Besos

Marcelo dijo...

Ja ja aja!! Mirá no conozco a Prince, salvo del tema ese de Batman de Tim Burton, pero me imagino que debe haber estado bueno conocerlo. Lástima lo de las fotos...
Muy buena historia!!!!